Preguntas frecuentes sobre Probióticos
> Cómo tomar probióticos y prebióticos
La flora intestinal necesita un tiempo para poder repoblarse y restablecer el correcto equilibrio en las bacterias que habitan en su interior. Es recomendable que cuando se inicia un tratamiento con probióticos, se mantenga su consumo durante ciclos de 3 meses, descansar una semana, y volver a retomar esta pauta de consumo si fuese necesario. En personas celíacas, intolerantes o alérgicas al gluten y a la lactosa o a otro tipo de alimento, en los que la flora intestinal se ha visto severamente afectada, recomendamos que se mantenga esta pauta de consumo de manera continuada, realizando los descansos pertinentes de una semana, y retomando el consumo durante ciclos de 3 meses. Con la toma de probióticos, lo ideal es combinarla con prebióticos. Los Prebióticos son el alimento que permite al probiótico asegurar su vida, reproducción y beneficio dentro de nuestro cuerpo. Ejemplo de ello son los fructooligosacáridos, la inulina y la fibra. El sistema digestivo humano no es capaz de digerir estas sustancias, por lo que pasan al tracto intestinal intactas y listas para aportar beneficios a las bacterias que allí habitan.
> Cómo hacer probióticos caseros (en casa)
Elaborar alimentos probióticos como Chucrut o Kéfir es muy sencillo y puede elaborarse en casa fácilmente. Para el Chucrut, se necesita repollo rallado, sal marina y un tarro de cristal. Introduce el repollo en el tarro de cristal y agrega 3 cucharadas de sal marina por cada 2 kilos aproximadamente de repollo. Aplástalo con la mano dentro del tarro, asegurando que quede un espacio entre el repollo y el tapón del frasco. Tápalo con un trapo y sigue aplastando durante unas 3 semanas, hasta que haya soltado mucho jugo y el repollo esté fermentado. Para el Kéfir, necesitarás los granos del Kéfir, leche y un tarro de cristal. Introduce los granos con la leche en el tarro y deja que reposen durante 24h. Cuela los granos del líquido, y ya estará listo para tomar.
> ¿Cómo funcionan? ¿Qué hacen?¿Cómo actúan?
Los probióticos son microorganismos vivos cuyo consumo en cantidad suficiente es beneficioso para la salud, contribuyendo al equilibrio y mantenimiento de la flora intestinal. Tras su consumo, sobreviven al paso por el tracto digestivo y restablecen este equilibrio actuando en el intestino delgado o en el colon. El mecanismo de acción de las bacterias probióticas tiene lugar por desplazamiento físico, consiguiendo así el crecimiento de las bacterias beneficiosas y el desplazamiento de las nocivas evitando su colonización. Promueven de forma natural efectos beneficiosos para el buen funcionamiento y estado del tracto intestinal, en combinación con la flora residente. Una de las principales áreas de aplicación de los probióticos es la prevención y el tratamiento de trastornos gastrointestinales.
> Por qué usar y consumir probióticos
El consumo de probióticos está indicado para toda la población. Aunque sí es cierto que cuando hay alguna patología de base que comprometa el buen funcionamiento de la flora intestinal, es recomendable suplementar la dieta habitual con estas bacterias beneficiosas. Por ejemplo, en personas celíacas, intolerantes o alérgicos al gluten y a la lactosa o a otro tipo de alimento, la flora intestinal suele verse afectada, ya que las vellosidades intestinales han estado sometidas a procesos inflamatorios muy severos, que han provocado daños en el equilibrio bacteriano del tracto intestinal. Por esta razón, en estos casos es conveniente que, para mejorar los síntomas relacionados con este deterioro en la flora (dolor abdominal, diarrea, gases, hinchazón…) se tomen complementos alimenticios a base de probióticos para restablecer dicho equilibrio en la microbiota.
> Por qué son buenos y por qué los necesitamos
Los probióticos tienen la capacidad de digerir ciertas sustancias que ingerimos para que nuestro organismo sea capaz de asimilarlas, por tanto, ayudan a que absorbamos más nutrientes. Además son las bacterias responsables de repoblar las paredes de nuestros intestinos, formando así la conocida como “flora intestinal”. Mantener un buen equilibrio entre las bacterias “buenas” y “malas”, además de aportar beneficios a nivel digestivo, también ayudan a que nuestro sistema inmunológico se mantenga en buen estado, y ayude en la prevención de enfermedades e infecciones. Mantener una buena salud está estrechamente ligado al estado de nuestra flora intestinal y de nuestro sistema digestivo en general.
> Por qué tomar probióticos
En personas celíacas, el consumo de probióticos resulta muy beneficioso para mejorar los síntomas de disconfort intestinal. Su flora intestinal suele verse alterada por el daño que provoca el gluten en ella, y hasta que se diagnostica esta celiaquía y se inicia la dieta sin gluten no se corrigen los daños y por tanto, los síntomas. El proceso de recuperación de la flora intestinal y de las vellosidades es lento, por lo que parece ser que el consumo de probióticos ayuda a agilizar este proceso e, incluso, ayuda a proteger la salud intestinal del celiaco. Por supuesto, en el momento se diagnostique la celiaquía, se debe suspender el consumo de gluten. Los probióticos únicamente ayudan a mejorar los síntomas del tracto intestinal, sirviendo como el complemento indispensable del celiaco y de su dieta exenta de gluten.
> ¿Dónde se encuentran? Probióticos qué alimentos lo contienen
Además de los complementos alimenticios compuestos a base de probióticos, existen algunos alimentos que ejercen actividad probiótica en nuestro organismo. Ejemplo de ellos son: el Kéfir (producto fermentado de la leche similar al yogur que contiene gran cantidad de bífidus y lactobacilus), el Chucrut (vegetales fermentados, normalmente de la familia de las coles, que contienen gran cantidad de enzimas que favorecen el crecimiento de las bacterias), el Miso (habas de soja fermentadas con gran contenido en enzimas), el Tempeh (soja fermentada muy rica en probióticos, proteína y vitamina B12) y el Chocolate negro (cacao fermentado rico en antioxidantes) entre otros.
> Quién puede y debe tomar probióticos
Aunque el uso de probióticos es beneficioso para la población en general, existen grupos de la misma en los que el uso de estas bacterias beneficiosas se hace especialmente recomendable. Ejemplo de ellos son los Celiacos, Intolerantes a la lactosa o alérgicos e intolerantes a cualquier alimento (personas que suelen sufrir molestias digestivas y desequilibrios en su microbiota). También es muy recomendable que lo incorporen a su rutina personas que viajen frecuentemente o que vayan a desplazarse a algún país extranjero durante un tiempo prolongado, ya que la cultura culinaria y el agua empleada en países distintos afecta considerablemente a la flora y a las bacterias que habitan en ella. Y por último, cualquier persona con desequilibrios en la flora intestinal, gases, diarrea, hinchazón o malestar, seguramente padecerá desequilibrios en la flora, por lo que el consumo de probióticos es muy recomendable.
> Qué probióticos me recomiendan
El consumo de complementos alimenticios a base de probióticos está muy recomendado para todos aquellos que deseen mejorar el estado de su sistema digestivo. Para cada caso, existen productos idóneos y formulados para diferentes efectos. FLORA DIEZ es un producto destinado a personas celíacas, intolerantes a la lactosa o alérgicos e intolerantes a cualquier alimento, personas que viajen con frecuencia y para todos aquellos que deseen mejorar el estado de su sistema digestivo. FLORA CARDIO ha sido formulado para normalizar los 5 factores de riesgo del Síndrome metabólico (hipertensión, diabetes, triglicéridos elevados, colesterol HDL bajo y sobrepeso). FLORA MUJER está destinado al tratamiento y prevención de las infecciones de orina (cistitis). FLORA INMUNE y FLORA INMUNE para NIÑOS mejoran el estado del sistema inmune y ayudan a la prevención de resfriados. Todos ellos son libres de gluten y lactosa y son aptos para veganos.
> Cuándo tomar y utilizar suplementos
La toma de probióticos es recomendable realizarla por las mañanas, unos 15 minutos antes del desayuno y con líquidos fríos o a temperatura ambiente. Esto es importante, ya que estas bacterias son sensibles a temperaturas altas, y si realizamos su consumo en contacto con líquidos calientes, podrían perderse gran parte de las cepas vivas de bacterias. Si se toma junto con antibióticos, no es recomendable tomarlos a la vez. Conviene esperar unas 3 horas después de tomar los antibióticos para consumir los probióticos, ya que éstos podrían atacar a las bacterias “buenas” y en consecuencia, perder gran parte de su eficacia.
> Probióticos cuando hay diarrea
La diarrea es un estado bastante frecuente en la población, caracterizada por la emisión de heces de consistencia disminuida 3 o más veces al día. Su causa más frecuente suelen ser los microorganismos, aunque en la mayoría de los casos no está identificada. Añadir probióticos a la terapia habitual para la diarrea puede ser efectivo para reducir los síntomas, así como acelerar el proceso de recuperación. Al aportar bacterias beneficiosas a la flora intestinal que se encuentra alterada, mejora el equilibrio de la microbiota y sus síntomas y signos se verán remitidos a mayor velocidad. Además de ayudar a paliar sus síntomas, también pueden ser beneficiosos para prevenir su aparición.
> Probióticos cuando se toman antibióticos
Los antibióticos son sustancias de origen químico que, por su composición, destruyen los microorganismos con los que entra en contacto. Cuando estamos resfriados, en nuestro organismo conviven tanto los microorganismos “buenos” como los que están causándonos el malestar y la infección, por lo que al tomar antibióticos, además de destruirse los patógenos, también estará disminuyendo parte de la población de los microorganismos “buenos” que habitan de manera natural en nuestra flora. Por esta razón, cuando tomamos antibióticos durante un tiempo relativamente prolongado suelen aparecer molestias intestinales, tales como dolor de estómago, ardor o incluso, diarrea. Dada la gran importancia de la flora intestinal, conviene mantenerla en buen estado para asegurar una buena salud. La clave cuando se empieza un tratamiento con antibióticos es combinarlo con un producto a base de probióticos, para evitar que se rompa el equilibrio entre las bacterias de la flora y asegurar su correcto funcionamiento.
> Qué son probióticos y prebióticos y para qué sirven
Los Probióticos son microorganismos vivos que proporcionan un beneficio para la salud contribuyendo al equilibrio y mantenimiento de la flora intestinal. Los probióticos tienen beneficios inmunológicos y no inmunológicos. Los beneficios inmunológicos consisten en aumentar la producción de inmunoglobina y otras sustancias que funcionan como “defensas del organismo”. En cuanto a los beneficios no inmunológicos, los probióticos ayudan a digerir los alimentos y competir con las bacterias dañinas (patógenos) por los nutrientes, alterar el pH local para generar un ambiente desfavorable para los patógenos y aumentar la función de barrera intestinal. Por otro lado, los Prebióticos son el alimento que permite al probiótico asegurar su vida, reproducción y beneficio dentro de nuestro cuerpo. Ejemplo de ello son los fructooligosacáridos, la inulina y la fibra. El sistema digestivo humano no es capaz de digerir estas sustancias, por lo que pasan al tracto intestinal intactas y listas para aportar beneficios a las bacterias que allí habitan.
> Probióticos son bacterias
El término probiótico se utiliza para definir a los microorganismos vivos que forman parte de la flora intestinal. En el tracto digestivo de los seres humanos están presentes más de 400 tipos distintos de bacterias saludables, la mayoría son Lactobacillus y Bifidobacterium, pero también hay gérmenes patógenos, virus, hongos y otras especies, en menor cantidad. La misión de estas bacterias es mantener un sistema digestivo saludable fomentando el equilibrio en la proliferación de bacterias “buenas” y favoreciendo que las bacterias “malas” se encuentren en niveles bajos. Al contribuir al equilibrio de la microbiota intestinal, estos microorganismos tienen la función de potenciar el sistema inmunitario humano.